El área de metodología. Intervención práctica (Capítulo 3)

En el capítulo de hoy nos vamos a centrar en el proceso y en cómo las intenciones de juego y las directrices de una escuela se plasman en el partido del fin de semana. Para ello, nosotros, desde la dirección metodológica, establecemos lo que queremos lograr y lo plasmamos en nuestro modelo de juego. Dicho modelo de juego se basa en unas premisas que intentaremos grabar a fuego en la mente de nuestros futbolistas para, de esa manera, intentar que le acompañen durante todo el proceso de formación.
Las innegociables premisas que forman parte de nuestro modelo de juego las debemos de trabajar cada día, en cada entrenamiento y en cada tarea. Para lograr ese propósito establecemos un modelo de entrenamiento, nuestro modelo de entrenamiento.
El modelo de entrenamiento lo basamos en el desarrollo de las ideas del modelo de juego. Con este modelo de entrenamiento, cimentado en el 30’-30’-30’, se intenta que los contenidos de cada tarea mantengan una relación con la edad del futbolista. De este modo nos aseguraremos de que no nos quede nada en el tintero. Una franja de edad y unos contenidos impregnados con el sello de la escuela (control, pase, perfil y uso del cuerpo).
Por último, todo lo anteriormente mencionado tenemos que llevarlo a cabo y plasmarlo en la competición, por lo que necesitamos un sistema de juego, nuestro sistema de juego. El sistema de juego utilizado es la plataforma que desarrolla todo lo trabajado con anterioridad. El sistema que utilizamos es el 1-4-3-3, pero nuestro sistema de juego tiene unas particularidades (mecanismos de presión y ofensivos, premisas transicionales…) cuyo objetivo es el de plasmar los ideales de nuestro modelo de juego.