El doble desmarque de Nacho Cases en el Bernabéu

Para los equipos humildes, como el Real Sporting de Gijón, las pequeñas cosas que consigue al finalizar el día son como títulos. Gracias a trabajar día a día con niños en la Escuela de Fútbol de Mareo, el éxito del club gijonés es continuo y satisfactorio. Pero, si nos movemos al fútbol profesional, aparte del ascenso del ‘Sporting de los Guajes’, del cual muchos de sus jugadores pasaron en su formación por el Método Direccional, o del actual Sporting liderado por canteranos como Manu García (ves Testimonios), el título más recordado por el sportinguismo en el siglo XXI es la victoria por 0-1 ante el Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu. El Sporting de Preciado y el Real Madrid de Mourinho. El Madrid de Cristiano Ronaldo y el Sporting de Nacho Cases.
De Nacho Cases voy a hablaros hoy y seguramente en más artículos, pues ‘Nachin’ significa mucho para nuestro profe Vidales, al igual que el Profe significa mucho para Cases. En aquella histórica victoria en el campo de un Real Madrid que le plantaba cara al mejor Barcelona de toda la historia, Nacho Cases dio la asistencia del gol de Miguel De las Cuevas. Y lo hizo tras, en la misma secuencia, tirar dos veces el mismo desmarque. Lo lanzó una primera vez y, al ver que el poseedor del balón entendió que no era el momento justo para soltar la pelota, volvió sobre sus pasos y lanzó otra vez el mismo desmarque. Nacho no se quedó parado en el fuera de juego y lamentándose por la ocasión perdida, sino que rápidamente miró todo lo bueno recorrido y lo volvió a intentar.
Ese desmarque es el reflejo de lo que Nacho Cases recorrió antes de llegar a dicho escenario. Esfuerzo, insistencia, confianza en las posibilidades de uno y en que los demás la depositen en ti. Por qué el camino que tuvo que recorrer Nacho hasta donde ha llegado precisamente no ha sido un camino de rosas. De hecho, el ser canterano del Sporting desde los 9 años, gustándote o no gustándote, le añade mucha presión al jugador por llegar a jugar en el primer equipo. Nacho estaba en el filial y sentía que el muy querido y añorado Manolo Preciado, en aquel momento entrenador del primer equipo y quien finalmente le dio la oportunidad, no le daba bola. Nacho se sentía capacitado, pero los meses pasaban y las oportunidades se escapaban. Siempre lo intentaba, siempre se desmarcaba en busca de un cambio, pero llegó un momento en el que Cases se planteó dejar de lanzar unos desmarques que parecían inútiles. Por fortuna para Nacho, el Sporting y el fútbol, ese pensamiento nunca se convirtió en una realidad.
Un 5 de enero del 2010 Javier Vidales se convertía en el nuevo entrenador del Sporting de Gijón B. Un cambio de técnico consecuencia de la mala situación del filial rojiblanco. Por lo tanto, la situación deportiva de Nacho Cases en ese momento no era positiva. Sin oportunidades en el primer equipo y capitaneando un filial en números rojos. Al finalizar uno de los primeros entrenamientos, Nacho mantuvo una larga conversación con Vidales. A Javi no le veía como su salvador, pues su ‘salvador’ era y es él mismo, pero sí como a una persona que lo pudiera ayudar a orientarse por el camino correcto. Nacho le traslado su pensamiento de intentarlo todo y no recibir recompensa. La charla quedará para siempre entre Nacho y Javier, pero lo único claro y notorio es que de la misma Nacho Cases salió con la convicción de seguir insistiendo y de no dejar de lanzar desmarques.
El fútbol, como la vida misma, es movimiento. Los cambios hay que generarlos. Existen desmarques de apoyo y de ruptura. Uno y otro genera un cambio. Uno y otro es una forma de avanzar hacia nuestro objetivo de marcar ese gol. Uno y otro es un mensaje que mandamos al mundo de que seguimos intentando alcanzar nuestro éxito diario. Si quieres alcanzar un propósito, debes luchar por ello y nunca detenerte y lamentarte en el fuera de juego. Puedes mirar hacia atrás, pero sólo para recordar todo lo bueno recorrido. En ese doble desmarque, Nacho Cases miro hacia atrás para volver a intentarlo. Lo consiguió, llegó al primer equipo. Lo está consiguiendo, es un ejemplar padre de familia y sigue haciendo lo que más le gusta: jugar al fútbol. En el Método Direccional buscamos haceros pensar para que tengáis las herramientas adecuadas para generar ese cambio positivo. Nunca os detengáis en el camino por alcanzar vuestro sueño y el de sus jugadores, y veréis como las oportunidades siempre llegan. Mirada fija en el objetivo, confianza en lo que se está haciendo y satisfacción de todo lo construido.