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La táctica de la técnica

Actualizado: 22 may 2021



La visión periférica a partir del dominio perfecto del balón. El empleo del físico cuando se necesita como protagonista y no como un argumento principal que desequilibre ante los rivales de su edad, pero que a su vez tape las carencias técnicas o del conocimiento del juego.


La variedad de herramientas que se pueden ver en este chico, Nando Gutiérrez, de percibir como las emplea, como domina el espacio en el que se encuentra y a la vez como percibe las posibilidades más lejanas aprovechándolas con pases inteligentes para dejar en ventaja a sus compañeros. Todo esto nace de un talento innato que a través de un plan de trabajo y de su transpiración han llevado a conseguir que las bases de su futuro se estén asentando. Solo queda esperar a que todo siga igual y que el hambre de mejora constante en él no se diluya.


La excelencia en la técnica, a base de pasar horas y más horas con un balón, trae consigo que posteriormente podamos profundizar en la formación de nuestros jugadores en la cuestión que les transformará de niños que juegan muy bien con la pelota a profesionales que dominan el juego. Como dice mi buen amigo Manuel Rodríguez Tonono a sus muchachos de la UD Las Palmas: “Acuéstense con la pelota y levántense con los libros”.


En este caso, podemos observar como este chico domina el balón en conducciones complejas con todas las superficies de ambas botas, facilitándole no perder velocidad al cambiar de dirección y ritmo. Podemos observar como con sus controles empieza a conseguir ventaja sobre los rivales y a ganar el espacio valido para desarrollar la jugada que percibió. También podemos ver como el dominio de sus golpeos para realizar pases le permite dar vida a la secuencia de juego que ha percibido de manera rápida al utilizar cualquier superficie, la que en ese puntual momento requiere la posición del balón entre sus botas y el objetivo.


A partir de estas cosas, y yo diría más que junto a ellas, va algo que como en otras ocasiones es fundamental: el aspecto emocional; ese motor que cada día nos mueve hacia un punto más alejado en ese camino que cada uno se construye para sí mismo. Ojalá que los entrenadores vocacionales seamos capaces de cada día estar más y más preparados para dar tantas herramientas que debemos implementar en estos ‘chamos’. Y, además, que a los niños nunca les acabe esa hambre innegociable para seguir creciendo a través de su propia transpiración.

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